La placenta y sus funciones

Al finalizar el embarazo, la
placenta alcanza unos 18 cm de largo, un espesor de 2 a 3 cm y ½ kg de peso. Para
absorber la sangre de la madre, tiene unas vellosidades que hacen posible el paso por el
cordón umbilical, el cual, llega hasta el
feto. Su forma es ovalada y plana, creciendo al compás del bebé durante todo el embarazo.
Las células que la forman, son las mismas que las del bebé. Está adherida a la pared del útero y tiene conexión con la sangre, la cual, le aporta oxígeno y nutrientes. Igualmente está conectada a la sangre del feto, para con ello, eliminar los desechos que ya han pasado por la mamá y de ella al feto, estos vuelven al riñón de la madre para ser expulsados.
Tanto la sangre de la placenta como la del cordón umbilical pertenecen al feto. Si se han de realizar pruebas de él, se tomarán del cordón, sin necesidad de realizar punzones en el bebé.
La placenta, tiene células que bloquean el sistema inmunológico, de esta forma, el organismo de la madre no reacciona ante los genes del padre cuando estos han fecundado al óvulo.
Como podemos comprobar, es una comunicación entre vasos sanguíneos de madre y feto, a través de ella, la madre proporciona anticuerpos, oxígeno, hormonas, nutrientes, salida de desechos
Las hormonas más importantes son la Gonadotrofina coriónica, la cual, mantiene la gestación en la 13 y 14 semana, la Lactógeno placentaria, la cual, provoca la producción de leche y aparece a la 8 o 9 semana de comenzar la gestación, la Progesterona, la cual, mantiene la gestación mientras se está produciendo el parto y el Estrógeno que es el causante de provocar el parto.