Grados de peligro en el desprendimiento de placenta

El
desprendimiento de placenta, es uno de los
problemas con los que se puede encontrar una mujer durante el
período de gestación. Este síntoma, se deriva cuando la placenta, se separa del útero en donde está ubicada, en consecuencia, los vasos sanguíneos se rompen.
Esto suele ocurrir sobre la semana 20 de gestación, aunque normalmente se puede dar liga sobre el tercer trimestre, es decir, finalizando el parto e incluso durante el mismo momento de dar a luz.
Se agravan así los síntomas que pudieran ocurrir como hemorragias, daños en el cerebro y riñones, parto prematuro o muerte del bebé
pero todo depende de la proximidad o lejanía del parto. Conozcamos las consecuencias que pudieran darse lugar, según la fecha en cuando se produjera.
Si es leve y se está cerca de la fecha del parto, es probable que el nacimiento se adelante, de ocurrir esto, se tendría que hacer la inducción o cesárea, pues es mejor que nazca el bebé antes de aumentar los riesgos. Si está fuerte y tiene bien desarrollados los pulmones, no tiene por qué existir ninguna complicación extrema.
Si es leve y no se está cerca del parto, la observación del embarazo, ha de ser constante mediante el hospital, con monitores, intentado mantener al bebé el máximo tiempo posible dentro de la madre, pues todavía no está lo suficientemente maduro para sobrevivir fuera del útero. Si no se puede mantener en estas condiciones (antes de la 34 semana), se intentará madurar los pulmones (órgano vital para sobrevivir). En esta ocasión se realiza cesárea, pues la inducción, da lugar a fuertes hemorragias.